El Superior cree que la prueba debería grabarse debido al «imposible control jurisdiccional» y a su «altísimo componente de arbitrariedad»

La Sección Segunda de la Sala de lo Contencioso-administrativo del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco acaba de obligar a la Ertzaintza a readmitir a un opositor que fue expulsado de la Academia de Arkaute tras la entrevista final. El joven, de 33 años y que ha seguido trabajando como policía local, superó la OPE de la promoción 27ª de la Ertzaintza y el periodo de formación. Fue nombrado funcionario en prácticas el 17 de septiembre de 2018, pero en la última prueba, fue excluido.

Se puntúa con un tercio del total de la nota y en ella se valoran «habilidades sociales, relación interpersonal, capacidad verbal-comunicativa y control emocional», y sirve para «profundizar y contrastar la información obtenida del alumno durante el curso académico», señala la sentencia a la que ha tenido acceso este periódico. Sacó 147,6 puntos, cuando lo mínimo que se exigía eran 150 puntos. El joven, afiliado de Erne, recurrió su expulsión.

Mal afeitado

Los examinadores consideraron como «indicios de inadecuación» aspectos relativos a la convivencia en la academia. Entonces, los alumnos aún pernoctaban allí. «Utilizó el teléfono móvil después de las 23.30 horas cuando está prohibido, no se ajustó a los horarios de desayuno marcados en el internado, tenía comida cuando no estaba permitido y no estaba adecuadamente afeitado», señala la resolución entre otras mínimas incidencias. La sala, sin embargo, entiende que se trata de fallos de «levísima entidad» que ni siquiera fueron sancionados disciplinariamente y que no pueden sostenerse como una «falta de motivación».

El TSJ concluye que «resultan comprensibles las críticas del aspirante a la evaluación» y advierte que la entrevista debería ser grabada, como sucede en otros concursos dentro de la propia Ertzaintza. Esta prueba es una de las más polémicas de la OPE, junto con el sociograma, conocido como Gran Hermano, donde los alumnos deben puntuar a sus compañeros.

El Superior coincide en que tiene un «altísimo componente de arbitrariedad» y «no es un instrumento de probada eficacia que reduzca al mínimo la subjetividad de la calificación», especialmente cuando se trata de la última prueba y el 'no apto' es por muy poca diferencia, como era el caso. Además, resulta imposible «el control jurisdiccional» y afecta al «derecho a la tutela judicial efectiva» de los afectados, ya que al no estar grabada no tienen posibilidad de defenderse o contradecirla.

La sala obliga a que el opositor sea considerado «apto». Una vez que sea declarada firme -la sentencia puede ser recurrida-, el ya ertzaina tendrá que ser asignado a un destino en una comisaría para empezar sus prácticas de un año en la calle. Una vez cumplido ese período, se convertiría en funcionario de carrera. «Llevo tres años esperando por algo que entendíamos completamente injusto. No me tenían que haber echado, pero el esfuerzo ha merecido la pena», dice el agente satisfecho.