La anunciada reforma de la ley orgánica de seguridad ciudadana se ha encontrado también con el frontal rechazo de los sindicatos de la Ertzaintza. En realidad, a la Policía vasca no le afecta tanto la decisión de prohibir el uso de las pelotas de goma, ya que llevaba sin utilizar este tipo de armas antidisturbios desde el fallecimiento de Iñigo Cabacas en 2012 como consecuencia del impacto de uno de estos proyectiles. Ahora mismo sólo los agentes de Brigada Móvil pueden utilizar alguna de las viejas escopetas ‘Benelli’ –mucho más potentes que los lanzadores de cartuchos de foam que se utilizan en la actualidad en los operativos de orden público– si reciben una orden directa de sus superiores.
Lo que tiene más calado para los agentes es el acuerdo alcanzado entre el PSOE y EH Bildu para limitar las sanciones por desobediencia que contempla la denominada ‘ley mordaza’. En términos generales, todos los sindicatos se muestran en contra de que a los agentes se les retiren «herramientas de trabajo» y que se tomen medidas que debilitan el principio de autoridad y que «sólo benefician» a los que no cumplen las leyes.
El sindicato Erne subraya que los agentes necesitan los «medios más efectivos» y la «formación suficiente» para garantizar su seguridad. En este sentido, insiste en que, si no se les proporciona o se les priva de herramientas, lo que se debe construir es un modelo en el que se movilicen el doble o el triple de policías en cada dispositivo.
Desde Esan apuntan que se trata de una «mala noticia» para el conjunto de la ciudadanía, ya que «limitar» los utensilios y «flexibilizar la posibilidad de insultar sin consecuencias» a los agentes es algo –a su juicio– «totalmente irresponsable que no hace si no alimentar la impunidad del delincuente».
Euspel también considera que «privar a los agentes de estos recursos favorece un aumento de la delincuencia y afecta a la autoridad policial». Además, advierte de que también se puede producir un aumento de las detenciones por hechos que hasta ahora se resolvían con sanciones administrativas. El Sipe asegura que esta reforma es un «desastre» ya que deja «desamparados» a los policías, que se encontrarán «atados de pies y manos» ante los delincuentes, que son «los únicos» beneficiados por estos cambios.
Policía Nacional y Guardia Civil
La reforma también provocó la unanimidad entre los sindicatos y asociaciones de las fuerzas de seguridad del Estado. «Es la ley de odio a la Policía y a la Guardia Civil», aseguró el portavoz de Jucil, el mayor colectivo profesional de la Guardia Civil. Igualmente dura fue la Confederación Española de Policía (CEP), Jupol y el Sindicato Unificado de la Policía (SUP). En líneas generales, criticaron que se utilice a los policías como «moneda de cambio» de acuerdos políticos y calificaron el acuerdo de Bildu con los partidos del Gobierno como «un misil en la línea de flotación del principio de autoridad de la Policía».