El traslado rutinario el martes de un preso de Zaballa al hospital, función habitual a cargo de la Ertzaintza, acabó con cuatro agentes de visita a la mutua, sus uniformes destruidos y la furgoneta en la que viajaron desinfectada por una empresa especializada. El reo, por su parte, fue aislado de manera preventiva. Todo responde, según denuncia el sindicato Erne, a que solo se supo que era supuesto portador de una bacteria contagiosa (denominada SARM) cuando una enfermera revisó su historial. Para entonces ya había pasado varias horas con los policías.
Funcionarios de la prisión sospecharon que este hombre se había introducido droga en el cuerpo en un vis a vis. El martes, una patrulla de Brigada Móvil le evacuó a Txagorritxu, donde le practicaron varias radiografías. El proceso se alargó y un par de agentes de la comisaría de Vitoria tomaron el relevo. La espera se realizó en una zona especial, apartada de pacientes convencionales. Durante este proceso, sostiene Erne, una enfermera revisó su historial médico y saltaron las alarmas. Informó a los agentes de que el ingresado era portador del SARM, una bacteria muy contagiosa que se propaga por contacto físico. En especial, en personas con defensas bajas y niños. Algo de lo que, según la profesional sanitaria, los ertzainas debían haber avisado. Pero ellos lo desconocían.
A partir de ahí, Osakidetza activó un protocolo interno. Aislaron por seguridad al recluso. Personal médico del centro recomendó a los agentes acudir a la mutua para ser examinados. Ayer ya habían pasado todos. Los cuatro serán sometidos a seguimiento por si aparecieran síntomas de contagio.
La Ertzaintza ya se ha deshecho de los uniformes. También se ha desinfectado la furgoneta en la que viajó el interno. Siempre según la versión sindical, se ordenó a los agentes que limpiaran con alcohol las llaves del vehículo y las dejaran en un sobre. Para el secretario general del sindicato, Roberto Seijo, este episodio refleja nuestro fracaso organizativo. No se pueden realizar este tipo de actuaciones policiales sin tener un mínimo de conocimiento de lo que estás haciendo. Vamos a ciegas. Esto es un desbarajuste. Se está poniendo en riesgo la salud de los agentes, advierte el sindicato Erne.
Por la ley de protección de datos, ninguno de los ertzainas intervinientes fue informado de la coyuntura médica del preso.
Hay un protocolo de información que data de 2015 en el que Recursos Humanos te dice cómo tienes que actuar si el trasladado tiene una enfermedad contagiosa. Pero si no te informan, pones en riesgo la salud de los agentes, abunda Seijo.