La Ertzaintza le atribuye el tiroteo en 2001 de Ana Arostegi y Javier Mijangos por el perfil genético del envoltorio de un caramelo
Este importante avance en la investigación ha sido posible gracias a la «correcta preservación de las pruebas de la escena del crimen por parte de la Ertzaintza hace más de veinte años», señaló ayer la Policía autónoma en un comunicado. «Responde al objetivo prioritario de la Ertzaintza de revisión, periódica y permanente, de todos los atentados de ETA sin esclarecer con el objetivo de atribuirlos y poner a sus personas autoras a disposición judicial», abundaron.
La Ertzaintza maneja la hipótesis de que en el atentado pudieron participar más personas y, por ello, la investigación continúa abierta «hasta su total esclarecimiento», añadieron. El caso ya vio un rayo de luz el pasado noviembre, en el vigésimo aniversario del atentado. Horas antes de que venciera el plazo para su prescripción, la Audiencia Nacional citó como imputados a Karrera y a Itxaso Zaldua, miembro también del ‘comando Basajaun’. El juez Joaquín Gadea recibió entonces un informe de la Guardia Civil que, gracias también a los avances en las técnicas de identificación con ADN, permitió relacionar a ‘Ata’ con el asesinato.
Dos días después del atentado, el 25 de noviembre de 2001, la Ertzaintza localizó, también en Beasain, el vehículo robado que Karrera Sarobe empleó para cometer el atentado. Los artificieros de la Policía autonómica lograron neutralizar el artefacto explosivo eléctrico con temporizador colocado para volar el turismo tras la huida y destruir así las pruebas que facilitaran su identificación.
De la inspección ocular en el vehículo, los investigadores recabaron numerosas evidencias, entre ellas huellas dactilares y pruebas genéticas, que han sido «cotejadas periódicamente» con la base de datos de la Ertzaintza y otros archivos estatales y europeos. Paralelamente, durante estos años la Policía autonómica, con autorización judicial, ha recabado en numerosas cárceles perfiles genéticos de integrantes de ETA que se encontraban en activo durante el periodo en el que se cometió este atentado.
Genética forense
Gracias a los avances en genética forense, el pasado 9 de junio, las evidencias anónimas preservadas durante esta investigación dieron resultado positivo permitiendo determinar la autoría de, al menos, una persona en el atentado de Beasain. Concretamente, uno de los perfiles genéticos anónimos obtenidos en el envoltorio de un caramelo situado en el vehículo empleado para huir coincide con el perfil genético de Karrera Sarobe.
Además, en el lugar del atentado fueron localizados casquillos percutidos pertenecientes a las armas empleadas en el asesinato de Arostegi y Mijangos. En colaboración con las autoridades francesas, se identificaron las armas empleadas en este atentado, ya que fueron incautadas en un operativo contra ETA en Francia.