Juanma Gonzálvez, ertzaina de 51 años destinado en la comisaría de Getxo, recibió una llamada el pasado 25 de abril para participar en un ensayo que pretende conocer los resultados de mezclar las vacunas de AstraZeneca y Pfizer. Tenían «cierta urgencia». Dudó un segundo, pero enseguida aceptó la propuesta. Dos días después, el martes 27 de abril, se presentó en BioCruces para recibir la segunda dosis de la profilaxis de Pfizer.
Primero, me hicieron una PCR por si acaso y me sacaron sangre. En total, a cada participante le realizarán siete extracciones para comprobar cuántos anticuerpos tenía tras recibir la primera dosis de la fórmula de Oxford y cuántos ha ido ganando con la segunda aplicación.
La investigación me pareció interesante, porque si no esto no avanza. Me ha hecho sentir útil.
El sindicato ErNE ha iniciado una campaña con el reparto de solicitudes individuales para que cada ertzaina que quiera pida a la Consejería de Sanidad completar la pauta con la segunda dosis de AstraZeneca, pese a los trombos «muy infrecuentes» que ha provocado. Los documentos se han distribuido también en las comisarías.